Su fe está depositada en carteles, hojas volantes y en plantones
Se cansó de esperar por un taxi y Luis Daniel Sigcho caminó tres
cuadras por una oscura calle de Capelo, en el valle de Los Chillos. Atrás lo
seguía su hermano hasta que giró por una esquina y se alejó. Esa fue la última
vez que lo vio. Era la madrugada del 4 de octubre del 2008. Los dos habían
salido de una discoteca e intentaban regresar a casa. Cuatro años después, la
habitación de Luis Daniel está intacta. Su guitarra está colocada sobre la
pared, la cama permanece tendida y su camiseta de Liga de Quito sigue en los
cajones donde guardaba su ropa. imagen Con esa prenda aparece en la foto con la
que lo buscan. Viste un calentador y luce cabello largo. Su retrato está pegado
en los alrededores de la discoteca, en Quito, Santo Domingo y Guayaquil. Su
padre viajó a esas ciudades. junto a su otro hijo, Freddy, de 30 años. Los dos
se movilizaban en bus y regresaban el mismo día. Cuentan que, de la pena, no
comían. También han asistido a conciertos de rock, a los que iba Luis Daniel.
No lo han hallado. Tres días después de la denuncia, la Fiscalía de Sangolquí
les asignó un agente. En un taxi lo llevaron al lugar donde desapareció.
En la Plaza Grande. Todos los miércoles a las 11:00, los familiares de desaparecidos hacen un plantón.
Tomó
fotos y habló con la gente, pero nadie vio nada. María Ñiacato sufre una crisis
nerviosa. Ella es madre de Luis Daniel y su desaparición agravó ese cuadro y el
médico le recetó antidepresivos. La mujer también padeció de deshidratación y problemas
con la presión. El dinero que la familia Sigcho ahorró para construir una
vivienda se terminó en los gastos para localizar a Luis Daniel. “Más de USD 5
000 se han ido en los pagos de trámites, copias y movilización”, cuenta la
mujer. La Plaza Grande, un refugio Con el afiche de su hijo, Sigcho llega todos
los miércoles a la Plaza Grande, en el centro de Quito. La hora es fija: 11:00.
En el suelo coloca el retrato. No está solo. Hay más familias de personas que
no aparecen. Sus padres se organizaron en el Comité de Familiares de
Desaparecidos de Ecuador. Comenzaron cuatro familias y ahora 14 están en lista.
Desde hace seis meses, todos hacen un plantón semanal frente al Palacio de
Gobierno y piden que la búsqueda se agilice.
Entre enero y julio del 2012, la
Policía Judicial (PJ) receptó 469 denuncias por desaparición en el país. En el
mismo período del 2011 se reportaron 523 hechos y en todo el año sumaron 877.
Nunca volvió de Loja En los plantones de los miércoles, el cantante Jaime
Guevara, que por 25 años apoya a las familias que buscan a sus parientes,
menciona con un megáfono la lista de los casos que han ingresado al Comité. En
ella consta la desaparición de Orlando Pacheco. Tenía 33 años y un niño de 2
meses, que ahora ya cumplió 1 año. Viajó a Loja a un retiro espiritual. La
noche del 3 de noviembre del 2011 llamó a su padre, Telmo Pacheco, para decirle
que estaba por retornar a Quito, pero en la mañana no llegó a casa. El padre
viajó a esa ciudad para buscarlo y tras dos días de no hallarlo, acudió a la
Fiscalía. Le asignaron un agente. Lo llevó hasta la casa del retiro, rastreó la
cuenta bancaria de Orlando. El 7 de noviembre, una cámara lo grabó cuando
retiraba dinero de un cajero automático. “La Fiscalía me dijo que el video
demostraba que su desaparición fue voluntaria y cerró el caso”, recuerda
Pacheco. Pero esa explicación no lo resignó. En Loja recorrió cuatro
hospitales, la cárcel y la morgue. Se radicó un mes en esa ciudad. Luego viajó
a Cuenca, Tena y Riobamba. Iba solo y en bus. Se hospedó en las casas de amigos
y parientes. Para buscar a Orlando, hizo un préstamo de USD 7 000 en el
Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas. Su esposa sufrió una
parálisis facial y la familia ha acudido al psicólogo para recuperarse anímicamente.
Un mes después de la desaparición, un hombre lo llamó a los teléfonos que
aparecen en los carteles que la familia pegó en Quito y Loja. Le dijo que el
joven fue visto en Perú y pidió que a cambio de más información depositaran USD
500 en una cuenta de una agencia que hacía transferencia internacional de
dinero.
La familia pidió una prueba de vida y el desconocido no volvió a
llamar. Buscar en hospitales y asilos El 30 de octubre, el Comité envió una
carta al Ministerio de Justicia, para solicitar que la búsqueda la realicen
agentes especializados y que se levante una base de datos en hospitales,
asilos, cárceles, morgues, organizaciones religiosas y pasos fronterizos. Otra
de las demandas fue que sus casos ingresen en el sistema de recompensas del Ministerio
del Interior. A esas citas asiste Nelly Cevallos, madre de Luis Velásquez. Él
no aparece desde el 2 de septiembre de este año, cuando salió a las 07:00 de su
casa en el sur de Quito. Trabajaba como guardia de seguridad en un edificio en
el norte de la capital y sus compañeros dicen que ese día metía unas cajas
dentro de un camión. Y no lo volvieron a ver más. Cevallos y su esposo, Félix
Velásquez, han pedido dinero a sus familiares para sacar copias de los letreros
donde está la fotografía de Luis. En estas aparece solo, con el cabello corto,
lleva una chaqueta negra y camiseta blanca. En una ocasión, un grupo de
desconocidos se comunicó con los parientes de Luis Vásquez para pedirles dinero
a cambio de información. Al percatarse de que los datos proporcionados por esas
personas no eran confiables, no les contestaron las llamadas. La familia del
desaparecido es de Calceta (Manabí). Lo han buscado en El Quinche y La Armenia
(periferias de Quito). El padre cuenta que piensa en su hijo todo el día, no puede
dormir y siempre se pregunta si es que sigue vivo. En la Plaza Grande, las
historias se repiten unas tras otras. Dos horas después de iniciado el plantón
todos se despiden y lo hacen con una consigna: “Solos perderemos, unidos los
encontraremos”. En sus viviendas, ellos preparan los carteles y las frases para
que las autoridades los escuchen. Dicen que no abandonarán sus casos... Los
contactos Si usted tiene información sobre el caso de Luis Daniel Sigcho puede
comunicarse con la familia a los teléfonos: 02 286 3990 o al 098 484 4941. La
familia de Orlando Pacheco dice que puede contactarse con ellos al 02 228 1304
o al 09 8430 7576. 12 de noviembre del 2012. En primer debate, el Pleno del
Consejo de la Judicatura Transitorio (CJT) aprobó la aplicación de un protocolo
que permita a la Policía y Fiscalía actuar con rapidez ante una desaparición.
La idea es agilizar la búsqueda. También se planteó presentar una foto de la
víctima para ser publicada en las unidades de Policía Comunitaria
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