El 15 de Noviembre se cumplieron 200 días

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El 15 de Noviembre se cumplieron 200 días de la desaparición de Carolina Garzón, Militante del PST Colombia. Desaparecida desde el mes de Abril, en Quito, Ecuador. La fiscalia dijo que en 20 días tendría un informe.Van 209 y no han dicho nada oficialmente.

La seguimos buscando y la encontraremos.
Suma -SUMATE-Sumemos.





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¿Quién es Carolina Garzón?

7:48:00 0 Comments


Carolina es una genuina representante de la juventud inconforme y rebelde colombiana. Llena de sueños y aspiraciones, no se ha limitado a dedicar su energía a objetivos individuales de superación personal, sino que ha tratado de vincular cada actividad de su corta vida a proyectos sociales. Si bien proviene de una familia de escasos recursos ello no ha sido obstáculo para participar en acciones colectivas en muchos ámbitos. Esta es una razón para que hoy todos los que estén de acuerdo en la justeza de la rebeldía juvenil puedan ver en Carolina un símbolo y que unamos esfuerzos en la exigencia a los gobiernos de Colombia y Ecuador para que pongan los recursos al alcance de ambos Estados al servicio de su búsqueda.
Carolina se inició en las luchas sociales al tiempo con miles de jóvenes que, desde las escuelas y colegios públicos, se movilizaron al llamado de los maestros para enfrentar el recorte de las transferencias de recursos para la educación, en el movimiento estudiantil de 2007, en el que los secundarios de Bogotá se tomaron 100 colegios durante más de una semana. Ella participó en el Colegio Distrital Venecia, ayudando a sus compañeros que organizaron la UPJ (Unidos Pa no estar Jodidos).
Posteriormente, y ante la imposibilidad inmediata de vincularse a una universidad para iniciar estudios profesionales, Carolina se inscribió en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) para capacitarse en el oficio de la serigrafía. Desde allí, al lado de sus compañeros de estudios contribuyó a la creación en Bogotá del Comité Estudiantil del Sena (Coes) que fue una organización fundamental en la lucha por la defensa de la llamada “universidad de los pobres”, donde se han formado varias generaciones de obreros calificados en el país.
Más adelante, y con el objetivo de construir una organización estudiantil democrática, basada en los métodos de las organizaciones obreras, Carolina fue promotora del Sindicato Estudiantil (Sies). Luego de ingresar a la Universidad Distrital, Carolina hizo parte del movimiento estudiantil que el año pasado obligó al gobierno de Santos a retirar el reaccionario proyecto de reforma a la Ley 30. En medio de esta actividad lideró la constitución de la corriente Unidad Estudiantil (Unes).
Ha sido coordinadora del periódico del mismo nombre y participó activamente en los encuentros estudiantiles que dieron paso a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil. En la lucha por consolidar la Mane, Carolina ha hecho parte de la llamada Red Independiente que agrupa a diversos sectores cuyo punto de confluencia ha sido la defensa de métodos democráticos de deliberación, decisión y movilización estudiantil. Se ha distinguido por su claridad en la denuncia de los planes reaccionarios del gobierno y los comportamientos burocráticos o sectarios al interior de la Mane, ganando un merecido reconocimiento en la vanguardia de activistas estudiantiles universitarios.
Una activista de la cultura Carolina es además una estudiante juiciosa y creativa de la carrera de Educación Artística de la Universidad Distrital. Participa en las iniciativas colectivas que promueven sus compañeros de estudios, pero en particular se motiva por la fotografía y los montajes teatrales. Por esa vía ha hecho parte del grupo Diafragma Teatro, dirigido por William Fortich, grupo que pertenece al movimiento cultural y social Mujeres en Escena (Arte y parte por la paz de Colombia), dirigido por Patricia Ariza.
La necesidad económica la ha llevado también a aplicar su talento artístico en la elaboración de artesanías, a base de macrame y chaquiras, con las que Carolina obtiene ingresos para su supervivencia, su estudio y sus viajes.

Una internacionalista por vocación

Carolina ama viajar. Su curiosidad juvenil ya la ha llevado a recorrer parte de Latinoamérica por su cuenta y riesgo. Pero en una sociedad sana ningún joven debería sentir temor a la aventura, cruzar las fronteras, relacionarse con otras culturas, tejer lazos de amistad y fraternidad entre los pueblos. En una sociedad sana una joven mujer debería ser protegida y respetada como fuente de vida; pero no podemos pedir eso a esta sociedad capitalista en decadencia y crisis.
Carolina ha ido varias veces a Ecuador pues se ha enamorado de su pueblo y su cultura. Esta vez quería permanecer más tiempo aprovechando una transición académica que la obliga a pasar al sistema de créditos que se ha impuesto a las universidades públicas. Intentó incluso participar en el Congreso de la Asociación Nacional de Estudiantes Libres (Anel) de Brasil, con el objetivo de compartir experiencias políticas, pero las dificultades económicas se lo impidieron.

Carolina somos todos

Esta breve semblanza de Carolina Garzón solo busca compartir lo que significa su vida para nosotros: sus camaradas, sus compañeros de estudio y lucha, sus amigos, sus familiares. Lamentablemente, para los gobiernos burgueses de nuestros países, Carolina es sólo un dato estadístico que se suma a la lista de centenares de desaparecidos por motivos sociales o políticos. Lo hemos comprobado con la indolencia de la Cancillería de Colombia frente a las solicitudes de sus familiares y nuestro partido. Pero estamos convencidos de que con el apoyo de todos podremos obligarlos a buscarla, a rescatarla de esa zona gris de incertidumbre que condena al olvido a los desaparecidos y angustia a su familia, pero fortalece nuestra decisión de encontrarla.

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Comité de familiares y desaparecidos del Ecuador

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El 23 de Noviembre se realizó una reunión más del Comité de familiares y desaparecidos del Ecuador. El dolor que sienten las familias es indescriptible, los testimonios, el desgaste físico y mental... El Comité con propuesta de convertirse en Asociación es un excelente espacio para la solidaridad y la defensa de los Derechos Humanos porque se lucha contra el sistema que privilegia la compra de armamento antes que la búsqueda de los seres humanos, que gasta más en la búsqueda de un vehículo robado que en la búsqueda de una persona desaparecida, que distingue entre quienes tienen dinero y quienes no para agilitar las investigaciones.

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Carolina Garzón viajó a Quito

7:28:00 0 Comments

Lo divino y lo humano Por: Lisandro Duque Naranjo

No conozco personalmente a Stephani Carolina Garzón Ardila, pero su biografía, demasiado rica si se tiene en cuenta que sólo ha vivido 22 años, ha logrado que sienta por ella mucho interés y afecto. En la forma de ser de esta joven, se juntan los afanes de los socialistas de estirpe clásica, ambiente familiar en el que se crió, con un desenfado aventurero muy de su impronta personal.

Cuando Carolina cursaba, a sus 17, bachillerato en el Colegio Distrital Venecia, tuvo liderazgo en las movilizaciones contra el recorte de transferencias a la educación y participó en la toma pacífica de 100 colegios durante una semana. En esas jornadas, además de acatar las consignas en serio a que la obligaba el colectivo, coqueteó con un movimiento juvenil llamado UPJ (“Unidos pa’ no estar jodidos”). Ya con su cartón, ingresó al Sena a estudiar serigrafía y se hizo sentir participando en la creación del Coes (Comité Estudiantil del Sena), organización empecinada en la utopía de fundar una “universidad para los pobres”. No pareciéndole óptima esta hoja de vida, en vísperas de llegar a la mayoría de edad promovió el Sindicato Estudiantil (Sies), a efecto de inquietar con acústicas de proletariado romántico a los alumnos de ese instituto oficial. Luego se matriculó en la Universidad Distrital a estudiar educación artística, y paralelamente hizo teatro con el grupo Mujeres en Escena, bajo la dirección de Patricia Ariza.
Quién sabe a qué horas duerme. El hecho es que Carolina, al filo de sus 22 años, tiempo ha tenido, aparte de lo ya bailado, para militar en el PST (Partido Socialista de los Trabajadores), leer inevitablemente a Trotsky, escribir artículos para el periódico universitario El Macarenazo, ejercer como cuadro protagónico en la MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil) que le ganó al Gobierno la pelea hace poco con marchas multitudinarias, y elaborar con shakiras y macramé artesanías que vende para ganarse unos pesos.

Con plata ahorrada de esta actividad, se organizó un viaje por tierra a Quito, ciudad hacia la que arrancó del terminal de buses en la noche del 18 de marzo. En la capital ecuatoriana tomó en alquiler un cuarto en el apartamento de unos amigos colombianos, en un barrio popular. Fabricando chocolatinas y pulseras, pagó cumplidamente el arriendo y estaba a paz y salvo hasta el 28 de abril, fecha en la que desapareció dejando su pasaporte, su ropa y un monedero con 200 dólares y 56 mil pesos. Y hasta el sol de hoy.

Su padre, Walter, y una tía están en Quito desde entonces moviendo cielo y tierra. Pero nada. Aquí, en Bogotá, el PST y la ASPU (sindicato de profesores universitarios) han hecho ya siete plantones frente a la embajada ecuatoriana y la cancillería nacional, exigiendo que las autoridades del vecino país investiguen como corresponde sobre la suerte de Carolina, pero en vano.
Cuestión de esperar por si acaso, como es su obligación, nuestro embajador allá, Ricardo Lozano, apremie por el paradero de esta pelada. Igualmente confiamos en que la visita de nuestro fiscal, Eduardo Montealegre, a su similar del Ecuador, haya incluido el viernes pasado este tema en su agenda, y nos informe al respecto.

Ha sido Ecuador, sin duda, un país hospitalario con los colombianos, muchos de los cuales han encontrado allí refugio a causa de las persecuciones padecidas de este lado de la frontera. Que igual solidaridad les merezca este caso, con mayor razón si la desaparecida no llegó allí de huida de nadie.
El lenguaje oficial de las relaciones diplomáticas entre los dos países es muy abundante en alusiones a la puesta en marcha de “beneficios bilaterales en el campo energético”. Justo por eso la búsqueda de Carolina debiera motivar un tratamiento prioritario, porque mas energía que la suya difícil de encontrar en estos tiempos.
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Su fe está depositada en carteles, hojas volantes y en plantones

6:59:00 0 Comments


Se cansó de esperar por un taxi y Luis Daniel Sigcho caminó tres cuadras por una oscura calle de Capelo, en el valle de Los Chillos. Atrás lo seguía su hermano hasta que giró por una esquina y se alejó. Esa fue la última vez que lo vio. Era la madrugada del 4 de octubre del 2008. Los dos habían salido de una discoteca e intentaban regresar a casa. Cuatro años después, la habitación de Luis Daniel está intacta. Su guitarra está colocada sobre la pared, la cama permanece tendida y su camiseta de Liga de Quito sigue en los cajones donde guardaba su ropa. imagen Con esa prenda aparece en la foto con la que lo buscan. Viste un calentador y luce cabello largo. Su retrato está pegado en los alrededores de la discoteca, en Quito, Santo Domingo y Guayaquil. Su padre viajó a esas ciudades. junto a su otro hijo, Freddy, de 30 años. Los dos se movilizaban en bus y regresaban el mismo día. Cuentan que, de la pena, no comían. También han asistido a conciertos de rock, a los que iba Luis Daniel. No lo han hallado. Tres días después de la denuncia, la Fiscalía de Sangolquí les asignó un agente. En un taxi lo llevaron al lugar donde desapareció. 



En la Plaza Grande. Todos los miércoles a las 11:00, los familiares de desaparecidos hacen un plantón.

Tomó fotos y habló con la gente, pero nadie vio nada. María Ñiacato sufre una crisis nerviosa. Ella es madre de Luis Daniel y su desaparición agravó ese cuadro y el médico le recetó antidepresivos. La mujer también padeció de deshidratación y problemas con la presión. El dinero que la familia Sigcho ahorró para construir una vivienda se terminó en los gastos para localizar a Luis Daniel. “Más de USD 5 000 se han ido en los pagos de trámites, copias y movilización”, cuenta la mujer. La Plaza Grande, un refugio Con el afiche de su hijo, Sigcho llega todos los miércoles a la Plaza Grande, en el centro de Quito. La hora es fija: 11:00. En el suelo coloca el retrato. No está solo. Hay más familias de personas que no aparecen. Sus padres se organizaron en el Comité de Familiares de Desaparecidos de Ecuador. Comenzaron cuatro familias y ahora 14 están en lista. Desde hace seis meses, todos hacen un plantón semanal frente al Palacio de Gobierno y piden que la búsqueda se agilice. 

Entre enero y julio del 2012, la Policía Judicial (PJ) receptó 469 denuncias por desaparición en el país. En el mismo período del 2011 se reportaron 523 hechos y en todo el año sumaron 877. Nunca volvió de Loja En los plantones de los miércoles, el cantante Jaime Guevara, que por 25 años apoya a las familias que buscan a sus parientes, menciona con un megáfono la lista de los casos que han ingresado al Comité. En ella consta la desaparición de Orlando Pacheco. Tenía 33 años y un niño de 2 meses, que ahora ya cumplió 1 año. Viajó a Loja a un retiro espiritual. La noche del 3 de noviembre del 2011 llamó a su padre, Telmo Pacheco, para decirle que estaba por retornar a Quito, pero en la mañana no llegó a casa. El padre viajó a esa ciudad para buscarlo y tras dos días de no hallarlo, acudió a la Fiscalía. Le asignaron un agente. Lo llevó hasta la casa del retiro, rastreó la cuenta bancaria de Orlando. El 7 de noviembre, una cámara lo grabó cuando retiraba dinero de un cajero automático. “La Fiscalía me dijo que el video demostraba que su desaparición fue voluntaria y cerró el caso”, recuerda Pacheco. Pero esa explicación no lo resignó. En Loja recorrió cuatro hospitales, la cárcel y la morgue. Se radicó un mes en esa ciudad. Luego viajó a Cuenca, Tena y Riobamba. Iba solo y en bus. Se hospedó en las casas de amigos y parientes. Para buscar a Orlando, hizo un préstamo de USD 7 000 en el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas. Su esposa sufrió una parálisis facial y la familia ha acudido al psicólogo para recuperarse anímicamente. Un mes después de la desaparición, un hombre lo llamó a los teléfonos que aparecen en los carteles que la familia pegó en Quito y Loja. Le dijo que el joven fue visto en Perú y pidió que a cambio de más información depositaran USD 500 en una cuenta de una agencia que hacía transferencia internacional de dinero. 

La familia pidió una prueba de vida y el desconocido no volvió a llamar. Buscar en hospitales y asilos El 30 de octubre, el Comité envió una carta al Ministerio de Justicia, para solicitar que la búsqueda la realicen agentes especializados y que se levante una base de datos en hospitales, asilos, cárceles, morgues, organizaciones religiosas y pasos fronterizos. Otra de las demandas fue que sus casos ingresen en el sistema de recompensas del Ministerio del Interior. A esas citas asiste Nelly Cevallos, madre de Luis Velásquez. Él no aparece desde el 2 de septiembre de este año, cuando salió a las 07:00 de su casa en el sur de Quito. Trabajaba como guardia de seguridad en un edificio en el norte de la capital y sus compañeros dicen que ese día metía unas cajas dentro de un camión. Y no lo volvieron a ver más. Cevallos y su esposo, Félix Velásquez, han pedido dinero a sus familiares para sacar copias de los letreros donde está la fotografía de Luis. En estas aparece solo, con el cabello corto, lleva una chaqueta negra y camiseta blanca. En una ocasión, un grupo de desconocidos se comunicó con los parientes de Luis Vásquez para pedirles dinero a cambio de información. Al percatarse de que los datos proporcionados por esas personas no eran confiables, no les contestaron las llamadas. La familia del desaparecido es de Calceta (Manabí). Lo han buscado en El Quinche y La Armenia (periferias de Quito). El padre cuenta que piensa en su hijo todo el día, no puede dormir y siempre se pregunta si es que sigue vivo. En la Plaza Grande, las historias se repiten unas tras otras. Dos horas después de iniciado el plantón todos se despiden y lo hacen con una consigna: “Solos perderemos, unidos los encontraremos”. En sus viviendas, ellos preparan los carteles y las frases para que las autoridades los escuchen. Dicen que no abandonarán sus casos... Los contactos Si usted tiene información sobre el caso de Luis Daniel Sigcho puede comunicarse con la familia a los teléfonos: 02 286 3990 o al 098 484 4941. La familia de Orlando Pacheco dice que puede contactarse con ellos al 02 228 1304 o al 09 8430 7576. 12 de noviembre del 2012. En primer debate, el Pleno del Consejo de la Judicatura Transitorio (CJT) aprobó la aplicación de un protocolo que permita a la Policía y Fiscalía actuar con rapidez ante una desaparición. La idea es agilizar la búsqueda. También se planteó presentar una foto de la víctima para ser publicada en las unidades de Policía Comunitaria

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/seguridad/desaparecidos-Ecuador-justicia_0_812318902.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

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¿Dónde está Carolina Garzón?

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Escrito por Secretaría de Mujeres de la LIT (CI)   
Jueves 21 de Junio de 2012 19:08


Ella salió apurada como nunca lo hacía antes. Dejó los documentos y la cartera en la que acostumbraba llevar los pertrechos para las artesanías. Siempre muy ordenada con sus cosas, llamó la atención esa súbita “indisciplina”. Señal de que algo extraño había en el aire. De hecho. Era el 28 de abril de 2012 y desde entonces nadie, nunca más, supo nada de Stephany Carolina Garzón Ardila. ¿Qué habrá ocurrido con ella? ¿Por qué salió corriendo de la casa aquel día?

Alumna de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, de Bogotá, Colombia, excelente artesana de collares y pulseras que vendía en plazas, militante socialista y dirigente juvenil del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), Carolina estaba en Quito, Ecuador, de vacaciones. En eso ella no se diferencia de la totalidad de los jóvenes latinoamericanos que sueñan viajar por América Latina como si esa fuese una forma de conquistar y cuidar de este nuestro continente siempre tan vilipendiado y expoliado por las grandes potencias capitalistas. Y la joven colombiana de largos cabellos oscuros y fuertes trazos indígenas realmente había hecho una buena elección, porque Quito es de verdad un hermoso lugar, repleto de historia. Pero fue justamente allí que Carolina desapareció misteriosamente. Y permanece hasta hoy en esa zona gris de duda, llevando hasta los límites de la desesperación a sus padres, hermanos, amigos, compañeros de militancia. A pesar de toda la inmensa campaña realizada por sus familiares junto con el PST colombiano y el Movimiento al Socialismo ecuatoriano, partidos hermanos de la Liga Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional), a pesar de todas las peticiones junto a los gobiernos del Ecuador y de Colombia, a pesar de todas las apelaciones a la policía ecuatoriana para que cumpla con su deber y busque a Carolina, aún no conseguimos romper con la lógica sórdida de los gobiernos burgueses. Lo que se viene confirmando en el caso de Carolina es lo que la LIT siempre insiste en afirmar: el aparato del Estado, muy bien equipado, con policías entrenados, moderna tecnología y armamento sofisticado, no está al servicio de los trabajadores ni de sus hijos. A pesar de ser mantenido gracias a los impuestos que pagan los trabajadores, el Estado está reservado a la burguesía, a los empresarios y sus familias, a los políticos y gobernantes. A los ricos, la seguridad; a los pobres, los secuestros, los robos, los asesinatos. Esta es la lógica de la democracia burguesa que una vez más se confirma y cobra sus víctimas, y en la cual los pobres jamás pueden confiar.


Cuando los ricos desaparecen, sea por el motivo que fuere, tienen el poder de movilizar todos los recursos del Estado para que sus vidas sean preservadas. Estamos cansados de ver hijos de grandes empresarios, parientes de políticos importantes o artistas de televisión que son secuestrados y todos los recursos más sofisticados del Estado son colocados a su disposición para que aparezcan con vida. Los excluidos, sobre todo las mujeres jóvenes y pobres, no tienen la capacidad de quitar el sueño a los gobernantes, y así pasan a ser apenas un dato estadístico más en la lista de centenas de desaparecidos por motivos sociales y políticos, que crece cada día sin que los gobiernos muevan un dedo por ellos.

Desde el 1 de mayo, cuando la familia de Carolina fue avisada de su desaparición, la campaña por encontrarla con vida quedó limitada a los militantes socialistas del PST colombiano, del MAS ecuatoriano y de las otras organizaciones de la LIT; de sus familiares y amigos, además de organizaciones sindicales y de derechos humanos. La policía y las autoridades, insistentemente requeridas, tardaron días en disponerse a hacer alguna cosa. Eso obligó a la familia y a los amigos de Carolina a intensificar los esfuerzos personales, movidos por la desesperación que el pasar del tiempo sólo conseguía aumentar. Los padres de Carolina viajaron rápidamente para Quito e iniciaron las gestiones junto con las autoridades ecuatorianas, exigiendo que cumpliesen con su deber y empeñasen el máximo de sus esfuerzos en la búsqueda. Corrieron a buscar auxilio a los medios de comunicación de masas, como los diarios, la televisión y la radio, muy importantes en momentos como estos. Pero también allí pesó el hecho de que Carolina es una joven pobre y desconocida, y no una actriz famosa de la TV ni hija de una familia burguesa. Era preciso interesarlos por la noticia y para eso se recurrió a la internet y a las redes sociales, todos gritando y haciendo escándalo, lo que acabó finalmente por despertar el interés de algunos diarios, como El Comercio, de Quito, y emisoras de TV de Colombia. Pero, a pesar de la victoria que representa una nota en los diarios, la noticia apareció recién el 8 de mayo. Carolina estaba desaparecida hacía ya diez días, un tiempo peligrosamente largo. Esa demora ponía en riesgo su vida. Era preciso apurar la búsqueda. Así, el 15 de mayo, después de una maratón de solicitudes, telefonemas y peticiones, la dirección del PST colombiano y los padres de Carolina consiguieron una entrevista con Raúl Vallejo, embajador del Ecuador en Colombia, en teleconferencia con el Fiscal General del Ecuador, Galo Chiriboga.

Instados a empeñar todos los recursos disponibles para garantizar la integridad física de Carolina, ellos se comprometieron a acelerar las investigaciones. Sin embargo, otra punta importante de este rompecabezas, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, se mantiene impasible hasta ahora, como si la víctima no fuese una ciudadana colombiana con todos los derechos legales que la legislación de un país, que se arroga la condición de republicano y democrático, prevé. Es fundamental que la Cancillería colombiana se movilice en el sentido de esclarecer el caso a la Cancillería ecuatoriana, y que apele a ella para que haga todos los esfuerzos a su alcance en pro del aparecimiento con vida de nuestra compañera Carolina. En definitiva, una acción de gobierno a gobierno tiene más condiciones de ser efectiva que cualquier otra, en este tipo de situación que exige la movilización de los aparatos de seguridad del país involucrado.

Las apelaciones para que Rafael Correa, como presidente del Ecuador, haga cumplir la Carta Magna de su país también son necesarias. El artículo 9 de la Constitución del Ecuador afirma que: “las personas extranjeras que se encuentran en el territorio ecuatoriano tendrán los mismos derechos y deberes que las ecuatorianas”. Ese artículo precisa ser inmediatamente cumplido por el gobierno de Rafael Correa, porque de lo contrario deberá ser considerado por el pueblo ecuatoriano como un gobierno ilegítimo, que no cumple con las leyes de su país. Carolina es colombiana, y así como otras centenas de extranjeros, estaba en territorio ecuatoriano y, por lo tanto, debe tener los mismos derechos que los ecuatorianos. Cuando una persona ecuatoriana desaparece, la Constitución obliga al Estado a buscarla y a tratar de rescatarla con vida. ¡Lo mismo debe ser hecho con Carolina!

El artículo 66 del capítulo 6 de la Constitución del Ecuador, titulado Derechos de Libertad, dice que: “se reconoce y garantiza a las personas el derecho a la integridad personal que incluye la integridad física, psíquica, moral y sexual; una vida libre de violencia en el ámbito público y privado”. Y agrega que: “el Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar toda forma de violencia, en especial aquella ejercida contra las mujeres, los niños y los adolescentes, personas incapacitadas y contra toda persona en situación de desventaja o vulnerabilidad; idénticas medidas serán tomadas contra la violencia, la esclavitud y la explotación sexual. La prohibición de la tortura, la desaparición forzosa y los tratamientos y penas crueles, inhumanos o degradantes. Los derechos de libertad también incluyen el reconocimiento de que todas las personas nacen libres; la prohibición de la esclavitud, de la explotación, de la servidumbre y el tráfico de seres humanos en todas sus formas”. Y agrega que: “el Estado adoptará medidas de prevención y erradicación del tráfico de personas y protección y reinserción social de las víctimas del tráfico y otras formas de violación de la libertad”.

Bellas palabras que precisan salir urgentemente del papel. Carolina desapareció en una de las regiones más peligrosas del mundo, y si no es encontrada rápidamente puede suceder lo peor. Debajo de la línea sur de los Estados Unidos, Ciudad Juárez y prácticamente todos los países del norte de América Latina, se tornaron ya palabras prohibidas, territorios del narcotráfico, zonas de prostitución, tráfico de mujeres y estupros; espacios de doble poder, donde las leyes de las pandillas de matadores pesan tanto o más que la ley de la Carta Magna. En ese escenario de horror, los artículos citados por la Constitución del Ecuador no pasan de inocentes expresiones de deseo, dulces palabras labradas en oro en libros sagrados, que nunca se tornan realidad porque algunos gobernantes son impotentes frente a la fuerza de los traficantes, o son conniventes con la barbarie que allí impera.


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Carolina, como millares de mujeres jóvenes y pobres que tuvieron el infortunio de poner los pies en ese territorio explosivo, no fue contemplada por ningún artículo de la Constitución: era extranjera y no tuvo su integridad física preservada; y, después de desaparecida, el Estado está haciendo de todo para retardar la aplicación de las medidas necesarias de defensa de sus derechos, poniendo su vida en riesgo aún mayor cada minuto que pasa.

Cada minuto que se gasta en colocar un sello en un papel autorizando un vehículo policial a ponerse en movimiento, cada minuto que se gasta en telefonemas para esta o aquella repartición pública, cada minuto que se gasta en salas de espera infinita es un minuto más que se pierde en la vida de Carolina.

En el mundo ambicionado por Carolina, en la sociedad con la cual ella sueña y para la cual dedica sus días, horas y minutos, la vida humana tiene valor por encima de todas las demás cosas. Militante socialista, fue una de las organizadoras del grupo Unidos para no estar Jodidos, jóvenes que como ella creen en la unión de aquellos que son trabajadores, pobres, excluidos, para luchar por un mundo mejor, donde haya respeto por todos los que sufren porque son oprimidos. Como ocurre con los indignados que vienen cubriendo las calles de Europa con sus marchas contra la guerra social que los gobiernos y el gran capital declaran contra los jóvenes y contra toda la clase trabajadora, los Unidos de Carolina luchan por un mundo mejor, un mundo donde no haya miseria, donde las mujeres sean respetadas y valoradas, donde los jóvenes puedan soñar libremente, puedan hacer arte y divertirse con él.

Carolina hace artesanías, pero es artesana no sólo de collares y pulseras que ella vende en las plazas para poder viajar y conocer otras culturas, otras gentes, otros parajes. Artesanías con las cuales ella consiguió viajar más de una vez a su querida ciudad de Quito, en el Ecuador. Ella es artesana de ese mundo mejor, un mundo socialista al cual ella dedica sus mejores momentos, la totalidad de su talento artístico y la vivacidad de su inteligencia contemporánea. Como bien la definen los compañeros del PST colombiano, “Carolina es una genuina representante de la juventud inconforme y rebelde colombiana. Llena de sueños y aspiraciones, no se limitó a dedicar su energía a objetivos individuales de superación personal, sino que trató de vincular cada actividad a proyectos sociales”. Ella forma parte de una generación de jóvenes que hoy, en el mundo entero, no se contentan con poco: quieren conquistar el mundo. Pero no un mundo donde millones de seres humanos trabajen y sufran para que un puñado de ricos gocen de la vida.

Hasta el momento no sabemos que ocurrió con ella, y eso es lo que más nos angustia. No sabemos quienes fueron los responsables de su desaparición, pero tenemos certeza de que era contra ellos que ella estaba luchando. Era contra las agresiones, la violencia y la desesperación impuestas a los jóvenes, sobre todo a las mujeres, que Carolina estaba luchando, justamente en el momento en que su libertad fue cercenada.

La campaña en su defensa proseguirá hasta obtener alguna noticia sobre su persona y las causas de su desaparición. La vida de todos y cada uno de sus militantes es el bien más preciado del que la Liga Internacional de los Trabajadores se enorgullece de tener en sus filas. Las dificultades para movilizar a los organismos públicos tanto de Colombia como del Ecuador, la demora en la búsqueda, los obstáculos que cada día se interponen en ese camino, no consiguen desmoralizarnos. Hacemos de ellos estímulos aún mayores para endurecer nuestros músculos y nuestra determinación militante en pro de Carolina, seguros de que esa determinación causará un gran impacto que será capaz de ampliar aún más la campaña, atrayendo nuevas organizaciones juveniles y de trabajadores, grupos de mujeres trabajadoras, sindicatos y asociaciones de barrio, y oprimidos de toda América Latina y del mundo entero. En definitiva, hoy más que nunca, ¡Somos Todos Carolina!

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Tras el rastro de Carolina Garzón

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Escrito por Revista Vanguardia de Ecuador   

Miércoles 08 de Agosto de 2012 23:57

Una joven de carácter fuerte, responsable. Amante de la fotografía, el periodismo y la política. Así describen sus amigos y familiares a Stephany Carolina Garzón Ardila, colombiana de 22 años, que desapareció en Quito el 28 de abril pasado.
Educación Artística. Su centro de estudios es la Universidad Distrital Francisco José Caldas, en Bogotá. La última vez que la vieron fue en la casa que compartía con seis jóvenes más: dos argentinas y cuatro colombianos, ubicada en Monjas, barrio Palluco, a la orilla del río Machángara.

Campaña de recompensas, impulsadas a partir de la búsqueda de Carolina.
La noche del viernes 27 de abril, pocas horas antes de desaparecer, la joven colombiana tomó fotografías en La Ronda, en el centro de la urbe. Asistió también al espectáculo de teatro y danza afro de su amigo Óscar Morales.

El sábado 28, por la mañana, se puso un vestido de color verde turquesa, adornado con triángulos de colores. Carolina hacía trufas para vender en La Ronda. También dijo a sus amigos que deseaba ir a una exposición en el Centro de Arte Contemporáneo.
Ese día, Gloria (nombre ficticio para proteger a la fuente), su compañera de vivienda, se despertó a media mañana y se levantó un tanto triste. En la cocina se encontró con Carolina. Cariñosa como era, se acercó y regaló una trufa. Cuenta conmigo para cualquier cosa, le dijo. “Entonces vi que iba a tomar un baño para luego salir”, dice Gloria.
Gloria escuchó que Carolina bajó y entró a su cuarto. Nunca más la vieron. Otra compañera llamó a Carolina, pero ya no contestó. Les pareció extraño, pero Gloria y su amiga supusieron que se había ido a comer.
Fue todo al mediodía. Los amigos esperaron por ella hasta el día siguiente. Después sus nervios ya no dieron más. Durante horas que se hacían eternas y distancias que parecían insalvables, sus amigos la buscaron por las morgues de los hospitales de toda la ciudad.
El martes 1 de mayo, Día del Trabajo, mientras las marchas a favor y en contra del gobierno copaban las calles y plazas, los jóvenes llamaron a Bogotá a dar la peor noticia que un padre y una madre pueden recibir. El 2 de mayo, Sebastián Atehortúa y Óscar Morales, sus amigos, denunciaron el hecho en la Fiscalía General del Estado. La tía de Carolina, Flor Ardila y su hermana Lina María llegaron en un avión a Quito, el 3 de mayo. Flor Ardila fue de inmediato a la Fiscalía. Se enteró entonces de que el cabo Freddy Anchaluisa estaba a cargo de la investigación. Habló con él. Ese día estaban citados precisamente los dos muchachos que denunciaron el hecho: Atehortúa y Morales.
La actitud del uniformado la dejó preocupada. El cabo hizo algunas preguntas a los testigos, pero no tomó nota alguna. Buena memoria, tal vez, pensó, o así serían los procedimientos en esta ciudad extraña, que no conocía y en la cual no sabía moverse.
El cabo acompañó a los familiares y amigos al lugar de los hechos. Ya en la casa, Anchaluisa revisó minuciosamente las habitaciones. Pegada a él como una enredadera, Ardila pidió al policía preguntar a los vecinos del barrio. No lo haría, explicó el oficial, porque tenía el caso de otra chica desaparecida que ya fue encontrada y que tenía que cuidarla porque “el papá les pagaba el servicio”. ¿Qué hacer? ¿A quién acudir? Como en su país, acá también servía valerse de los amigos.
El sábado, a una semana de la desaparición, llegaron hasta donde Juana Guarderas, amiga de Carolina —cuenta Ardila—. “Ella le pidió el favor al mayor Julio Navarrete, encargado de la zona de La Mariscal. A través del mayor pidió que investigue el Grupo de Intervención y Rescate (GIR)”. Ese mismo día el cuerpo élite de la Policía, siempre con la tía pegada a los talones, bajó al barrio a investigar.
Los policías llevaron cuerdas. Bajaron por la quebrada y buscaron por el lecho del Machángara. Ese día avanzaron hasta el barrio Las Orquídeas.
También les apoyó un helicóptero, sobrevolaron Cumbayá y Nayón. Nada.
Al retorno les aguardaba una sorpresa: Anchaluisa llamó a la tía de la joven desaparecida, diciendo que encontraron un suéter y que dentro de éste había una nota escrita en una servilleta que decía: “Para Caro y Sebas los espero en la nochecita. Pd: les mordí un pedacito. Atentamente: Oscariño”.
Cuando la tía de Carolina llegó a la casa, dijo a los muchachos que el cabo había encontrado unas pertenencias. Anchaluisa fue a la casa a mostrar el suéter y la servilleta. Óscar Morales se acordó del saco de la niña —dice Ardila— el chico se conmovió, revisó la nota y reconoció su letra.
El saco estaba húmedo al igual que la servilleta, que estaba doblada en cuatro partes. Cuando la desdobló estaba en perfecto estado, no se había desteñido por la humedad.
Para los familiares y amigos de Carolina, si el saco estuvo ahí, ¿por qué no apareció cuando fueron con el GIR? Y también ¿por qué la nota de la servilleta se mantuvo nítida?, ya que por el lugar llovió ocho días seguidos desde que desapareció su sobrina. “Yo pasé por las mismas piedras —dice Ardila— con el GIR y no encontramos nada”.
Nada es la palabra más intensa en este drama. Aunque algo cambió. El martes 5 de junio se hizo cargo del caso una nueva fiscal, Elba Garzón. Al otro día, bajo el sol de junio, la fiscal junto con la tía de Carolina y su equipo de investigación, fueron al lugar donde se presume que desapareció. La fiscal recorrió todo el barrio de Palluco preguntando a los vecinos sobre el paradero de la chica: Carolina Garzón Ardila, quien estaba de vacaciones en Ecuador y se preparaba para ir a Brasil a un curso de política.
En Colombia milita en el Partido Socialista de los Trabajadores, que inició una campaña internacional para exigir a los dos gobiernos más intensidad en la búsqueda. Lo hicieron a través de una carta al presidente Correa, en la cual nueve dirigentes de izquierda de Costa Rica, Brasil, Italia, España, Paraguay, Chile y Argentina solicitaron intensificar los operativos. Su padre Walter, quien llegó el 19 de mayo, es un comerciante. Es pequeño y tímido. Prefiere callar mientras la tía de la niña, como le dicen, pone la cara. Se le nota su profunda tristeza pero no se raja. No está solo. Sin que lo pidiera, los compañeros políticos de Carolina armaron en Colombia una campaña de búsqueda, abrieron una página en Facebook (Carolina Garzón Desaparecida) y recolectaron fondos para financiar a la familia en Quito, se entrevistaron en Bogotá con el embajador Raúl Vallejo... Por las actividades de Carolina en la Coordinadora de Solidaridad con los Sectores en Conflicto, en el Partido, la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, la escuela de Arte, sus compañeros temen la mano de sectores policiales colombianos. Ella vivía mucha presión en Colombia, dijo una fuente a Vanguardia, y por eso viajó hasta acá, esta vez de paso para enfilar hacia Brasil. En fuentes de la investigación del lado ecuatoriano se sospecha también algo similar, y que fue sacada de su casa con engaños para esfumarse delante de todo el mundo. Aunque por ahora no quieren ni siquiera adelantar una hipótesis...

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Juntos podemos encontrar a Carolina

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Martes 12 de Junio de 2012 19:30
Carolina Garzón Ardila es una genuina representante de la juventud inconforme y rebelde colombiana. Llena de sueños y aspiraciones, no se ha limitado a dedicar su energía a objetivos individuales de superación personal, sino que ha tratado de vincular cada actividad de su corta vida a proyectos sociales.

Si bien proviene de una familia de escasos recursos ello no ha sido obstáculo para participar en acciones colectivas en muchos ámbitos. Esta es una razón para que hoy todos los que estén de acuerdo en la justeza de la rebeldía juvenil puedan ver en Carolina un símbolo y que unamos esfuerzos en la exigencia a los gobiernos de Colombia y Ecuador para que pongan los recursos al alcance de ambos Estados al servicio de su búsqueda.
 
Una infatigable luchadora juvenil
 
Carolina se inició en las luchas sociales al tiempo con miles de jóvenes que, desde las escuelas y colegios públicos, se movilizaron al llamado de los maestros para enfrentar el recorte de las transferencias de recursos para la educación, en el movimiento estudiantil de 2007, en el que los secundarios de Bogotá se tomaron 100 colegios durante más de una semana. Ella participó en el Colegio Distrital Venecia, ayudando a sus compañeros que organizaron la UPJ (Unidos pa no estar jodidos).

Posteriormente, y ante la imposibilidad inmediata de vincularse a una universidad para iniciar estudios profesionales, Carolina se inscribió en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) para capacitarse en el oficio de la serigrafía. Desde allí, al lado de sus compañeros de estudios contribuyó a la creación del Comité Estudiantil del Sena (Coes) que fue una organización fundamental en la lucha por la defensa de la llamada “universidad de los pobres”, donde se han formado varias generaciones de obreros calificados en el país. Más adelante, y con el objetivo de construir una organización estudiantil democrática, basada en los métodos de las organizaciones obreras, Carolina fue promotora del Sindicato Estudiantil (Sies).

Luego de ingresar a la Universidad Distrital, Carolina hizo parte del movimiento estudiantil que el año pasado obligó al gobierno de Santos a retirar el reaccionario proyecto de reforma a la Ley 30. En medio de esta actividad lideró la constitución de la corriente Unidad Estudiantil (Unes).

Ha sido coordinadora del periódico del mismo nombre y participó activamente en los encuentros estudiantiles que dieron paso a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil. En la lucha por consolidar la Mane, Carolina ha hecho parte de la llamada Red Independiente que agrupa a diversos sectores cuyo punto de confluencia ha sido la defensa de métodos democráticos de deliberación, decisión y movilización estudiantil. Se ha distinguido por su claridad en la denuncia de los planes reaccionarios del gobierno y los comportamientos burocráticos o sectarios al interior de la Mane, ganando un merecido reconocimiento en la vanguardia de activistas estudiantiles universitarios.

Una activista de la cultura

Carolina es además una estudiante juiciosa y creativa de la carrera de Educación Artística de la Universidad Distrital. Participa en las iniciativas colectivas que promueven sus compañeros de estudios, pero en particular se motiva por la fotografía y los montajes teatrales. Por esa vía ha hecho parte del grupo Diafragma Teatro, dirigido por William Fortich, grupo que pertenece al movimiento cultural y social Mujeres en Escena (Arte y parte por la paz de Colombia), dirigido por Patricia Ariza.

La necesidad económica la ha llevado también a aplicar su talento artístico en la elaboración de artesanías, a base de macrame y chaquiras, con las que Carolina obtiene ingresos para su supervivencia, su estudio y sus viajes.
 
Una internacionalista por vocación

Carolina ama viajar. Su curiosidad juvenil ya la ha llevado a recorrer parte de Latinoamérica por su cuenta y riesgo. Pero en una sociedad sana ningún joven debería sentir temor a la aventura, cruzar las fronteras, relacionarse con otras culturas, tejer lazos de amistad y fraternidad entre los pueblos. En una sociedad sana una joven mujer debería ser protegida y respetada como fuente de vida; pero no podemos pedir eso a esta sociedad capitalista en decadencia y crisis.

Carolina ha ido varias veces a Ecuador pues se ha enamorado de su pueblo y su cultura. Esta vez quería permanecer más tiempo aprovechando una transición académica que la obliga a pasar al sistema de créditos que se ha impuesto a las universidades públicas. Intentó incluso participar en el Congreso de la Asociación Nacional de Estudiantes Libres (Anel) de Brasil, con el objetivo de compartir experiencias políticas, pero las dificultades económicas se lo impidieron.
 
Carolina somos tod@s

Esta breve semblanza de Carolina Garzón solo busca compartir lo que significa su vida para nosotros: sus camaradas, sus compañeros de estudio y lucha, sus amigos, sus familiares. Lamentablemente, para los gobiernos burgueses de nuestros países, Carolina es sólo un dato estadístico que se suma a la lista de centenares de desaparecidos por motivos sociales o políticos. Lo hemos comprobado con la indolencia de la Cancillería de Colombia frente a las solicitudes de sus familiares y nuestro partido. Pero estamos convencidos de que con el apoyo de todos podremos obligarlos a buscarla, a rescatarla de esa zona gris de incertidumbre que condena al olvido a los desaparecidos y angustia a su familia, pero fortalece nuestra decisión de encontrarla.
 

A la búsqueda de Carolina

 
Desde el día 1° de mayo —cuando los compañeros de nuestra camarada Carolina Garzón dieron aviso a la familia y a nuestra organización de su desaparición— iniciamos una serie de actividades, tanto en Bogotá como en Quito, con el fin de lograr su aparición con vida.

Dos integrantes de la familia se desplazaron de inmediato a Quito e iniciaron las tareas de búsqueda y las gestiones ante las autoridades ecuatorianas, con apoyo de amigos de Carolina y del Movimiento al Socialismo, sección de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT) en Ecuador.

Tres frentes de trabajo se abrieron en conjunto con los familiares: difusión de la noticia a través de los medios de comunicación masivos y de las redes sociales, gestiones ante las instituciones estatales de Colombia y Ecuador exigiendo el cumplimiento de las labores de búsqueda y acciones de solidaridad.
 
La campaña en los medios

Para los medios de comunicación, la desaparición de una persona no es una noticia importante a menos que sea un miembro de la burguesía. Por ello tanto sus familiares como sus copartidarios hicimos usos de internet para hacer visible la noticia. El blog de la Coordinadora de Solidaridad con los Sectores en Conflicto y un grupo en facebook abierto por la familia (colombianadesaparecida) sirvieron de base y organizaciones sociales y de derechos humanos difundieron la información.

Así, el día 8 de mayo aparece la noticia en el diario El Comercio de Quito y después en los diarios y canales de televisión más importantes de Colombia. Después, otros medios se interesaron por la noticia y hasta el momento continuamos con la tarea de informar sobre la campaña que estamos realizando por su aparición, apoyados en las redes sociales y en las organizaciones sindicales, políticas y de derechos humanos que nos acompañan.
 
Ecuador y la Cancillería

El segundo frente de actividades fue la solicitud de reuniones con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y el Consulado y la Embajada de Ecuador en Colombia, de parte del PST y de la familia de Carolina. El 15 de mayo, la Dirección del Partido Socialista de los Trabajadores y los padres de Carolina Garzón tuvieron una entrevista con Raúl Vallejo, Embajador de Ecuador en Colombia, en teleconferencia con el Fiscal General de Ecuador, Galo Chiriboga, quienes se comprometieron a impulsar las investigaciones necesarias para su aparición.

En contraste, la Cancillería de Colombia no ha mostrado interés alguno en el caso y más allá de la recepción de documentos hasta el momento no ha realizado ninguna actividad respecto a esta situación.

Solidaridad en las calles y las universidades

Las tareas de solidaridad se han realizado en dos sentidos: actividades colectivas exigiendo que se intensifiquen las tareas de búsqueda y solicitud de recursos a organizaciones sociales y políticas para el sostenimiento de las tareas de la campaña.

En cuanto a las actividades de movilización, por iniciativa de la juventud del PST, de común acuerdo con familiares y amigos se impulsó el viernes 11 de mayo una visita masiva a la Embajada de Ecuador en Bogotá, atendida por funcionarios de esta entidad. Ese mismo día se realizó un “canelazo” en la sede de la Macarena de la Universidad Distrital para difundir la denuncia de la desaparición e impulsar la solidaridad económica. Injustificadamente las directivas de la universidad aún no se han pronunciado sobre este grave problema que afecta a una estudiante de la institución.

El jueves 17 de mayo se realizó un mitin frente a las instalaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia con el fin de exigir al gobierno colombiano un pronunciamiento frente a la desaparición de Carolina y acciones efectivas en su búsqueda; una movilización pacífica ante el silencio de las autoridades colombianas que se repitió el martes 22 de mayo, respaldada por estudiantes de la Universidad Distrital.

Se están programando más actividades en universidades públicas para invitar al movimiento estudiantil universitario a respaldar esta lucha por la aparición de una luchadora por la defensa de la educación pública.
 
La Internacional en acción

A petición del PST un grupo de dirigentes de partidos integrantes de la Liga Internacional de los Trabajadores ha dirigido una carta a Rafael Correa, Presidente de Ecuador, solicitando su intervención inmediata en el caso. Esta petición a la máxima autoridad de Ecuador parte del reconocimiento constitucional de que cualquier persona en territorio ecuatoriano, sin importar la nacionalidad de origen, tiene los mismos derechos y deberes de un ciudadano ecuatoriano. Al mismo tiempo se ha invitado a todos los partidos integrantes de la LIT a sumarse decididamente a la campaña para que aparezca Carolina.
 
El apoyo económico a la campaña

Por otra parte, se inició una campaña de solidaridad económica pues dos integrantes de la familia de la compañera Carolina Garzón han tenido que desplazarse a Quito para las tareas de búsqueda y en estos momentos su padre se sumó a esta labor. De igual manera, han tenido que realizar una serie de actividades en Bogotá para organizar la campaña de solidaridad en medios e instituciones. Por ello se solicitó la colaboración a personas y entidades que puedan hacer un aporte a la cuenta de ahorros 4574 0006 8302 de Davivienda, a nombre de Walter Garzón.

La Coordinadora de Solidaridad con los Sectores en Conflicto emitió un bono que está circulando en las organizaciones sindicales y sociales.

Publicación en el Diario El Comercio

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario El Comercio en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/sociedad/Planton-joven-desaparecida-Quito_0_715728582.html

Plantón por joven colombiana desaparecida en Quito
Carolina Garzón, activista colombiana desaparecida en Quito.

Los compañeros de Carolina Garzón, activista y estudiante colombiana desaparecida el 28 de abril, en Quito, han convocado a un plantón para este domingo, a las 13:00, en las afueras del estadio Olímpico Atahualpa. La intención es exigir que Ecuador y Colombia profundicen las investigaciones y den con el paradero de la joven. La desaparición de Carolina se produjo en las inmediaciones de la vivienda en la cual se alojaba, en la calle principal, cuarta escalinata, en el barrio Paluco, a un costado de la avenida General Rumiñahui, entre el sector de El Trébol y el puente del Barrio Orquídeas. Originaria de Bogotá y de 22 años, Garzón Ardila posee la cédula de ciudadanía número 1.033.720.790. Es de tez blanca, 1,55 de estatura, cabello castaño, ojos cafés y de contextura corporal gruesa, según la información proporcionada por sus amigos y familiares. El día de su desaparición indicó a sus compañeros que planeaba visitar el Museo de Arte Contemporáneo de Quito. Y vestía pantalón azul oscuro, una camiseta verde claro y botas negras con un cordón verde y otro rosa. Tenía en sus muñecas varias pulseras tejidas. Además, lucía un arete con varios tacones pequeños y un palo de tagua delgado de color amarillo en la otra oreja. También padece de baja presión arterial. La joven es estudiante de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá. También se desempeña como periodista del periódico El Macarenazo de la misma universidad y es militante y dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, miembro de Unidad Estudiantil, activista de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) y de la Coordinadora de Solidaridad con los Sectores en Conflicto.

Solidaridad del PST-Honduras 

Saludos Camaradas, como parte de la campaña de solidaridad por la desaparición de la camarada carolina, visitamos las embajadas de Colombia y Ecuador en Honduras dejando cartas para presionar en la búsqueda tal y como nos indicaron. Se adjuntan fotos y las cartas recibidas por las embajadas, cualquier cosa estamos al tanto. Saludos.











Solidaridad de La Voz de los Trabajadores – EE.UU.

Soy de La Voz de los/as Trabajadores, el partido estadounidense de la LIT. Perdón el atraso en mandar esta noticia - hicimos una delegación al Consulado de Ecuador acá en Los Ángeles el 24 de Mayo. Allí, entregamos casi dos cientos de firmas (de estudiantes de siete diferentes universidades: UCLA, UCI, SMC, LA Valley College, UCB, CSU Dominguez Hills, y CSU Long Beach) y también una carta firmada por diecinueve organizaciones estudiantiles y revolucionarios. Hay fotos en anexo.

Estamos planeando hacer otra visita aquí en Los Ángeles al Consulado esta semana con más firmas, y también esperamos hacer visitas en San Francisco y New York City. Esperemos que esta presión ayude un poco. Estamos muy preocupados/as con la situación de Carolina y seguimos dispuestos/as a hacer todo lo posible para asegurar su seguridad y su pronto regreso. Si hay algo más que podemos hacer, por favor déjanos saber. 

 
Con mucha solidaridad y cariño, les mandamos grandes abrazos y mucha fuerza!
La Voz de los/as Trabajadores

Solidaridad del MAS – Ecuador

Para exigir a las instituciones de Ecuador y Colombia continuar con la búsqueda de la compañera Carolina Garzón, de nacionalidad colombiana, desaparecida en Quito el 28 de abril * Plantón frente a la Embajada de Colombia (12 de octubre y Cordero)* jueves 31 de mayo * 10:30 a.m.

Solidaridad del PT y el PRT - Costa Rica

Como parte de la campaña que impulsa la Liga Internacional de las y los Trabajadores -IV Internacional (LIT-CI), y por iniciativa de la Central General de las y los Trabajadores (CGT),  el día 23 de mayo a partir de las 4:30 p.m. se realizó un piquete y una audiencia con la representación diplomática  de Colombia en San José, Costa Rica.

El piquete contó desde luego con el impulso activo de las secciones nacionales de la LIT-CI de Costa Rica, la oficial y simpatizante: el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT).

Una delegación del movimiento sindical y estudiantil se presentó a la audiencia: Carlos José Cabezas, secretario general de la CGT, David Morera, secretario general adjunto de CGT y secretario de formación del Sindicato de Empeladas y Empleados de la Universidad de Costa Rica (SINDEU), Aisha Greenlad, secretaria general del Sindicato de la Salud de la provincia caribeña de Limón (SITRASAL), Daniela Quesada del Directorio de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR), Eduardo Mora, del Directorio de la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional (FEUNA), y la compañera Fabiola de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica Nacional (FEUTN). 

Tal delegación se reunió con el embajador de Colombia en Costa Rica: Hernando Herrera Vergara, y con la agregada policial Coronela  Luz Ester Cuartas, a quienes manifestaron la extrema preocupación por las amenazas de muerte proferidas contra los sindicalistas de SINALTRAINAL Cartagena y por la desaparición en Quito Ecuador de la dirigente estudiantil Carolina Garzón. (...)
 
Tomado de http://www.litci.org/inicio/newspaises/colombia/3167-juntos-podemos-encontrar-a-carolina



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